martes, 18 de mayo de 2010

Repercusiones de la Declaración Irán-Brasil-Turquía

Como en el cuento del pastor mentiroso que tanto decir "Viene el lobo, Viene el lobo" al final cuando eso sucedió nadie le creyó, a Irán nadie le cree.


En la base de esta desconfianza hay dos razones: La primera, como la señalaba, es que tantas veces Irán ha señalado que estaría dispuesto a negociar y a comprometerse que ahora ya hay una falta total de confianza en sus palabras. La segunda razón, es que al Grupo de Viena (y a Israel) no le conviene que Irán esté dispuesto a negociar y a comprometerse. Es mucho mejor mantener el fantasma del peligro iraní que reconocer que tal fantasma no existe.

Las dos razones aparecen juntas y mezcladas en diversas dosis: desconfianza en las intenciones de Irán y poca conveniencia de que Irán se comprometa realmente.

De allí que el anuncio de ayer haya sido recibido con mucho escepticismo por los principales actores interesados en el tema. Si en los próximos seis días Irán entrega a la AIEA su compromiso escrito (tal como lo señala la declaración conjunta de ayer) entonces recién en ese momento estará la pelota en el otro lado de la valla, hasta este momento solo hay un paso mediático, importante pero sin concretarse.

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