lunes, 11 de junio de 2012

Irán estrenó Parlamento endogámico

Nota publicada en el Portal Infobae


Acaba de comenzar a sesionar el nuevo parlamento iraní, el noveno, desde el establecimiento de la República Islámica de Irán en 1979. La importancia de la elección que ha tenido lugar en aquel país ha sido reconocida por todos los analistas: se trataba de las primeras elecciones luego de las presidenciales de Junio de 2009 cuyos resultados generaron las mayores protestas en treinta años. También, por otra parte, ha sido la última votación nacional hasta la elección del próximo presidente iraní en junio de 2013.

Por lo tanto se trató de un excelente termómetro para medir el nivel del humor social así como ver qué fuerzas políticas tendrían mayores posibilidades en las elecciones presidenciales del año próximo.
En primer lugar debemos señalar que los grupos denominados "reformistas" no han participado como forma de protesta ante el arresto domiciliario de los miembros de la oposición Mir Hosein Musavi y Mehdi Karrubi.

Por ello, la elección se tradujo en un enfrentamiento entre los sectores "conservadores": aquellos que apoyan al Líder Supremo, Alí Khamenei, y los que apoyaban al actual Presidente, Mahmud Ahmadineyad.

Los resultados mostraron que Ahmadineyad ha perdido casi todo el apoyo por parte de los electores y tiene por delante un último año de gestión donde estará muy debilitado políticamente hablando. La señal más evidente es que no estará en condiciones de sugerir ningún candidato para las presidenciales del 2013.
Los sectores que apoyaron a Khamenei consiguieron los dos tercios de los asientos en el parlamento unicameral de 290 representantes. Esto los coloca en una posición ideal para presionar durante los meses que quedan al presidente Ahmadineyad y para manejar la agenda política del país.
Abre, además, la lucha interna entre los sectores victoriosos por ver quién será el candidato del régimen en las elecciones de 2013. Hasta el momento dos personas emergen como los que tienen más posibilidades: Ali Lariyani, portavoz del Parlamento reelecto en la primera sesión, y Golam Ali Adad Adel, el candidato que más votos consiguió Teherán, la capital del país y el distrito electoral más importante.
En estos candidatos se ve claramente uno de los rasgos centrales de la política iraní en el sector más conservador: su endogamia. Ali Lariyani es hermano de Sadeq Lariyani, el presidente del Poder Judicial (cada uno de ellos encabeza uno de los poderes republicanos) mientras que la hija de Adad Adel está casada con uno de los hijos de Khamenei, lo que lo convierte en una persona del círculo íntimo del Líder Supremo no sólo por el peso propio de su persona sino por esta relación familiar.
Si bien el Parlamento no es el órgano donde se toman las principales decisiones si tiene la capacidad de controlar de cerca al Presidente ya que puede llamarlo a comparecer (como lo ha hecho hace un par de semanas por primera vez en la historia de la República Islámica) y debe aprobar el nombramiento de los ministros del Poder Ejecutivo.
El presupuesto del país también pasa por el Parlamento y ha quedado claro que el principal proyecto de Ahmadineyad: avanzar con el programa de corte de subsidios estatales no recibirá el visto bueno de los parlamentarios.
Así, durante los próximos cuatro años de este nuevo parlamento, o por lo menos durante el último año de Ahmadineyad podemos esperar que las relaciones sean tensas. Si dejamos de lado la política interna, la elección del nuevo parlamento también tendrá impacto internacional.
Los sectores anti-Ahmadineyad estarán poco dispuestos a dar su apoyo al presidente en sus negociaciones con los países occidentales por el programa nuclear iraní ya que consideran que carece de legitimidad interna y que toda solución debería esperar hasta el nuevo presidente iraní. En la misma tentación pueden caer el grupo de los 6 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania).
Con elecciones presidenciales en Estados Unidos durante la primera semana de Noviembre y la situación reseñada en Irán, la ventana de oportunidad para una solución negociada parece cada vez más pequeña.

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