Ya han pasado tres días desde la firma de la declaración conjunta Irán-Brasil-Turquía y aún el gobierno iraní no ha enviado la carta a la AIEA donde debería presentar oficialmente a esta organización y al Grupo de Viena su predisposición a seguir con lo que se acordó el lunes en Teherán. Quedan cuatro días y el clima no parece ser el mejor.
Mientras que Hossein Shariatmadari desde la editorial de Kayhan sostenía que una "declaración" no es un "acuerdo" y que por lo tanto no es vinculante para Irán, se sumaban algunas críticas desde la oposición a Ahmadineyad. No desde el campo de Mousavi y Karrubi sino que desde el sector más conservador. Recordemos que Kayhan está bajo la supervisión directa de la oficina del Líder Supremo. No todos están de acuerdo con el paso dado por Ahmadineyad y los que lo aceptan no estarían tan dispuestos a cumplirlo al pie de la letra.
En medio de lo que deben ser discusiones internas en el seno del régimen iraní los Estados Unidos sigue presionando para aprobar nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La percepción es la que señalaba The New York Times: "Cada vez que parece que a las Grandes Potencias se les agota la paciencia con Irán, Teherán decide cooperar y cuando las Grandes Potencias disminuyen la presión, la voluntad de compromiso de Teherán se esfuma". La falta de confianza en las verdaderas intenciones de Irán es solo una parte del problema. En una editorial publicada hoy por The Washington Post se habla de un "juego de la gallina" entre Irán y la comunidad internacional.
La otra parte del problema, que es como se ve desde Irán, consiste en señalar que no importa los pasos que de Irán ya que los Estados Unidos lo que quiere es que el problema no se solucione y que ante cada compromiso íraní desde Washington se aumentan las demandas con el objetivo final que se abandone definitivamente cualquier proyecto de desarrollo nuclear con fines pacíficos tal como es el derecho de Irán según el TNP.
Como señalan algunos especialistas en el tema, lo ideal para Estados Unidos sería que se descubra un nuevo laboratorio nuclear no declarado (como sucedió con el de Qom a finales del año pasado) para así poder demostrar a la comunidad internacional las ocultas intenciones de Teherán.
Como lo decíamos en un post anterior, la culpa en gran parte es de Irán que ha jugado con la incertidumbre y la ambigüedad. A casi un año y medio de la asunción de Obama el problema no se ha solucionado y el futuro no parece muy promisorio. Estamos a pocas semanas del primer aniversario de las elecciones presidenciales iraníes del pasado 12 de Junio y en la puerta de cambios en el sistema de subsidios que afectará a la población del país. Esto hará que el gobierno deba fijar su atención en el ámbito interno cuando los problemas internacionales aún no están resueltos. El tiempo ya no juega a favor de Irán.
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