A medida que el gobierno iraní se encarga de dejar claro que la opinión internacional sobre sus intenciones no tiene valor en Teherán, se hace cada vez más difícil mantener relaciones cordiales con países con los cuales hasta hace poco tiempo atrás tenían buenas relaciones.
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La semana pasada, grupos de basiyíes provocaron problemas en la embajada italiana como respuesta a dichos de Berlusconi durante su visita oficial al Estado de Israel. El gobierno italiano es uno de los principales socios comerciales italianos y muchas son las posibilidades de que la relación comercial bilateral se resienta, como producto de las presiones de los países de la Unión Europea hacia el gobierno de Roma así como el propio convencimiento italiano de que Teherán no quiere cuidar esa relación sino utilizarla como propaganda política.
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Luego del problemático día de ayer, la celebración del 31 aniversario de la República Islámica de Irán y el discurso del presidente Ahmadineyad donde afirmó que "Irán es un estado nuclear", también tendrán consecuencias internacionales.
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A partir de esta imágen exterior es probable que para el gobierno de Obama sea más fácil conseguir apoyo para nuevas sanciones comerciales a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Brasil, por su parte, que se ha convertido en un estado con crecientes intereses en Teherán ha comenzado a sugerir que su política podría cambiar.
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El canciller Celso Amorim ha dicho ayer que Brasil podría apoyar nuevas sanciones. Incluso se esperan problemas internos derivados del fin de un sistema de subsidios a productos de primera necesidad y a los combustibles. Puesto que estos recortes comenzarán a aplicarse a partir del nuevo año iraní (que comienza el 21 de Marzo) la cancillería brasilera considera que la situación interna iraní se volverá más delicada en las semanas posteriores, que es cuando Lula debería llegar al país en visita oficial. De allí que no desean confirmar el viaje presidencial por ahora.
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