El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán Ramin Mehman Parast en su conferencia de prensa semanal se refirió al ofrecimiento del presidente brasilero diciendo que Lula da Silva no cuenta con suficiente información sobre el caso pero que Irán estaría dispuesta a suministrársela. Tampoco dejó bien parado al saliente presidente de Brasil que Mehman Parast dijera que el pedido realizado a las autoridades iraníes se debía su carácter emocional. En definitiva, el pedido de Brasil fue desechado y con un tono que seguramente no gustará a la cancillería brasilera.
Este simple hecho nos indica que un país con el que Irán mantiene una balanza comercial anual que supera los 2.000 millones de dólares, que es una potencia emergente y que ha intentado utilizar la diplomacia ofeciendo su apoyo aún en el Consejo de Seguridad no puede influir en el gobierno de Teherán. Aquí no hablamos de "imperialismo", "neo imperialismo" o nada de eso, solamente de un caso judicial que genera una gran oposición internacional como lo es el de la lapidación de esta mujer.
El gobierno iraní atraviesa por una dficilísima situación internacional y perder a uno de los pocos aliados que tiene como es el caso de Brasil no seria de gran beneficio. Mientras tarnto, la diplomacia brasilera ha presentado en una carta enviada a los estados miembros del Consejo de Derechos Humanos de la ONU una propuesta donde sostiene que el diálogo y no la condena debe ser la respuesta de la comunidad internacional ante los estados que cometen violaciones en este campo.
En la misma semana en la que Mahmud Ahmadineyad ha dicho estar dispuesto a debatir con Barack Obama sobre los problemas del mundo la respuesta a Lula parece fuera de lugar.
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