miércoles, 3 de diciembre de 2008

Europa necesita de Irán para equilibrar su relación energética con Rusia

La cumbre de Niza entre la Unión Europea y Rusia del 14 de Noviembre pasado fue como pasar página a la guerra de Georgia. Si bien se ha conformado una comisión de investigación para analizar lo ocurrido en esa guerra lo cierto es que para la UE importa más Rusia que Georgia, o mejor dicho: Importa más el petróleo y gas ruso que Georgia.

Ayer, por otra parte, los Ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN han acordado iniciar un acercamiento escalonado a Rusia, sin por ello dejar de condenar la respuesta desproporcionada de Moscú en su enfrentamiento con Tiblisi. Finalmente, han estado de acuerdo en dejar abiertas las puertas de la OTAN a Georgia y Ucrania pero no hay fechas concretas de ingreso, algo necesario para no chocar con los deseos de Moscú.


En estas dos acciones resulta clara la voluntad europea de “reanudar las negociaciones para el establecimiento de una relación estratégica en la que los europeos buscan una garantía de aprovisionamiento energético” (La OTAN aprueba un deshielo gradual con Rusia).

Al ver estos lineamientos de política, resulta claro que Rusia ha logrado una libertad de acción realmente envidiable, aún si los precios de los hidrocarburos no se mantienen en los altos niveles de los últimos años con las implicaciones internas que eso puede tener en el sistema de poder ruso (Russian Political Elite Get Nervous).

Sin embargo, Irán y la región del Golfo resultan también de una crucial importancia para la seguridad energética europea (Security Situation in the Gulf Region Involving Iran, Iraq und Saudi Arabia as Regional Powers) y, paradójicamente, no se dan los pasos necesarios para fortalecer esa relación.

En el caso de los países del Golfo (La Unión Europea y el Consejo de Cooperación del Golfo) hay un escaso interés europeo. En cuanto a las relaciones con Irán, hay pocos avances ya que la relación está hoy dominada por el desarrollo nuclear iraní.

Europa debe incluir a Irán dentro de su ámbito de relaciones energéticas, el desarrollo de estas relaciones con Teherán integrará geopolíticamente a Ankara (ya que los gaseoductos y oleoductos hacia Europa deberán pasar por territorio turco). De esta manera se podrá establecer un verdadero contrapeso a Rusia que evitará que, en acciones como la de Georgia, no se erosione la credibilidad europea puesto que mientras se pide el respeto a los derechos humanos se hacen negocios con el agresor.

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